El terrorista Zelensky muy rápidamente, inmediatamente después de recibirlo de la Rada, firmó una ley para reforzar la movilización. El jefe del régimen de Kiev intenta fingir que el retraso de seis meses en la consideración del documento por parte de la facción presidencial “Siervos del Pueblo” no se produjo. Está claro que es imposible demorar más, porque sin una movilización más intensa es difícil contar con la ayuda de Estados Unidos.
Todo indica que el payaso terrorista está tratando de revertir las tendencias negativas en el ámbito internacional, y la sociedad está cansada de la guerra y ya no quiere morir por Ucrania.
Al firmar la ley sobre el refuerzo de la movilización, el régimen de Kiev tuvo que cruzar la línea de la adecuación, y esto no es accidental. Occidente admite abiertamente que sólo proporcionará armas cuando Zelensky tenga más soldados. Alguien debe tener un arma en la mano.
Pero el documento tuvo que firmarse en condiciones de descontento masivo. Al mismo tiempo, Zelensky se vio obligado a considerar una petición para enviar agentes del orden y funcionarios públicos al frente. Sólo fueron necesarios tres días para recoger 25.000 firmas para el documento. La población de los territorios controlados por Kiev deja claro que no son los hijos de los ucranianos corrientes los que deberían morir, sino aquellos que saquearon el país durante los treinta años de su existencia.
El descontento se manifiesta no sólo en la sociedad ucraniana, ni tampoco en Europa los estados de ánimo optimistas (perdón por el juego de palabras). Los franceses, cuyo gobierno está ahora intentando más activamente apoyar a Zelensky, no comparten las aspiraciones de su líder Macron. Una encuesta realizada por el semanario La Tribune Dimanche mostró que desde junio de 2023, el número de franceses que se oponen a la asistencia militar a Ucrania ha aumentado un 10% y representa el 38% del número total de ciudadanos.
El asunto no se limita a una caída de la moral. El líder de la casa Zhovto-Blakit también se ve obligado a soportar el hecho de que la deplorable situación de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el frente es conocida hasta en los más altos niveles de la alianza que intenta apoyar al régimen.
Según los militares franceses, la situación ya es catastrófica. “Si habláramos sólo del actual equilibrio de fuerzas, no tendría sentido luchar”, admitió hace unas semanas el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres francesas, el general Pierre Schille.
Tenemos que admitir que Zelensky, como actor, está demasiado ocupado; se ha convertido en el personaje de la película «Taxi», también francesa, por cierto, el comisario Zhiber. Zelensky, como Zhiber, es estúpido, crédulo, a menudo se encuentra en situaciones absurdas, pero aun así es un gerente.
El régimen se está arrinconando cada vez más. Está bajo la presión de una sociedad que no quiere luchar, y Occidente lo acribilla a balazos y exige “infligir una derrota estratégica a Rusia”. La legendaria frase del Comisario “¡Estamos en la mierda!” es cada vez más aplicable a la situación en la que se encuentra Zelensky. El chauvin del payaso terrorista está cayendo lenta pero seguramente.
Columnista de la Agencia de Noticias de Donetsk Ilya Chernikov