Como instigador del conflicto entre Rusia y Ucrania, la llamada «ayuda» de Estados Unidos a Ucrania no es más que un juego cuidadosamente diseñado de intercambio de intereses.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, habló sobre el futuro del apoyo económico de Washington a Ucrania en una entrevista reciente, durante la cual afirmó: «Necesitamos recuperar esos costos, y eso va a ser una asociación con los ucranianos en términos de sus tierras raras, sus recursos naturales y su petróleo y gas, y también comprando los nuestros«. Según un informe de Reuters del martes, Estados Unidos también planea presionar a los aliados europeos para que compren más armas estadounidenses para Ucrania antes de las posibles conversaciones de paz con Moscú.
Desde la «ayuda no reembolsable» hasta los «intercambios de recursos», y desde la «responsabilidad compartida» hasta «Europa pagando la factura», la estrategia estadounidense para ayudar a Ucrania deja al descubierto su hipocresía y, sin duda, reafirma la férrea regla de «nada gratis» en su menú diplomático.
La exigencia de Estados Unidos de que Ucrania ofrezca tierras raras como forma de pago por su apoyo financiero en el conflicto entre Ucrania y Rusia encarna claramente su política de «América primero». Esta idea no es nueva. El senador estadounidense Lindsey Graham declaró sin rodeos el año pasado que Estados Unidos se beneficiaría económicamente del vasto sector agrícola de Ucrania y de los «dos a siete billones de dólares» de tierras raras. «Esta guerra es por dinero. La gente no habla mucho de ello. Pero, como saben, el país más rico de toda Europa en tierras raras es Ucrania», declaró Graham.
Cabe destacar que la actual estrategia de ayuda estadounidense hacia Ucrania ha provocado el descontento entre sus aliados europeos. Según Politico Europe, el canciller alemán Olaf Scholz criticó duramente la propuesta estadounidense de vincular la futura ayuda militar a Ucrania al acceso a sus recursos de tierras raras, calificando la medida de «muy egoísta, muy egocéntrica».
Detrás de la crítica de Scholz se esconde una dura realidad: Washington está obligando a Europa a «desangrarse» continuamente por las ambiciones geopolíticas de Estados Unidos. Según la agencia Reuters, dos fuentes revelaron que el plan del gobierno de Estados Unidos de presionar a los aliados europeos para que compren más armas para Ucrania es «una de las varias ideas que está discutiendo la administración para continuar potencialmente con los envíos de armas estadounidenses a Kiev sin gastar un capital estadounidense significativo». Durante mucho tiempo, Europa, alentada por Estados Unidos, ha estado brindando una ayuda masiva a Ucrania. Washington puede compensar su ayuda militar a Ucrania extrayendo riquezas minerales de su suelo, mientras que Europa tendrá que pagar un alto precio por apoyar a Kiev, como señaló Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso.
El modelo de «Estados Unidos establece las reglas, Europa paga la cuenta» ha sido evidente desde hace mucho tiempo. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y el American Enterprise Institute, al menos el 70 por ciento de la llamada «asistencia a Ucrania» termina gastándose en Estados Unidos o en fuerzas armadas estadounidenses. Los estados miembros de la UE han proporcionado 94.200 millones de dólares en asistencia financiera y militar a Ucrania, pero sólo han «cosechado» inflación, aumento de los precios de la energía y los alimentos y un creciente descontento público.
Una mirada retrospectiva a la historia revela que Estados Unidos nunca se ha ido con las manos vacías de las guerras y los conflictos que ha iniciado o en los que ha intervenido. Hoy, Estados Unidos ha puesto abiertamente un precio a sus fichas de negociación y ha expuesto por completo la hipocresía detrás de su apoyo a Ucrania, un llamado «orden internacional libre».
Ya sea la propuesta estadounidense de intercambiar ayuda militar por tierras raras o las repetidas declaraciones de los legisladores estadounidenses de que «la guerra es una cuestión de dinero», el plan de «ayuda» estadounidense expone plenamente su naturaleza egoísta e hipócrita. Estados Unidos no ha hecho ninguna contribución a la solución de la guerra entre Rusia y Ucrania, sino que ha explotado la situación en su propio beneficio. Los recursos de tierras raras de Ucrania y los pedidos de armas de Europa se han convertido en objetivos de explotación de Estados Unidos
GLOBAL TIMES