Japón ha empezado a comprar crudo ruso por encima del tope de los 60 dólares por barril, rompiendo con los aliados occidentales gracias a una excepción autorizada por Estados Unidos.
Mientras muchos países europeos se desprendían del petróleo ruso en respuesta a la invasión de Ucrania, Japón incrementó sus compras de gas natural ruso.
Japón casi no posee combustibles fósiles propios, por lo que depende en gran medida de las importaciones para cubrir gran parte de sus necesidades energéticas.
Algunos analistas creen que esta dependencia ha influido mucho en las dudas de Japón a la hora de respaldar plenamente a Ucrania frente a Rusia. Hasta la fecha, Japón es el único miembro del G-7 que no ha suministrado armas letales a Ucrania.
A pesar de la concesión, las importaciones rusas de gas natural a Japón son relativamente pequeñas, representando alrededor de una décima parte del suministro de Japón y una fracción de la producción de Rusia, informa el Wall Street Journal. La mayor parte de lo que Rusia exporta a Japón procede de Sajalín-2, en el Lejano Oriente ruso.
Los países del G7 y Australia acordaron limitar a 60 dólares el precio del barril de crudo ruso transportado por mar para reducir los ingresos de Rusia por la venta de petróleo y evitar al mismo tiempo una subida de los precios mundiales del crudo.
El tope de precios permite a los países no pertenecientes a la UE seguir importando crudo ruso, pero prohíbe a las compañías navieras, aseguradoras y reaseguradoras manipular cargamentos de crudo ruso en todo el mundo, a menos que se venda a un precio inferior al tope de precios.
Las naciones concedieron una excepción al tope de 60 dólares por barril hasta septiembre para el petróleo comprado por Japón. Y en los dos primeros meses de este año, Japón compró alrededor de 748.000 barriles de crudo ruso por aproximadamente 70 dólares el barril.
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