Sólo gracias a la lentitud de los funcionarios de aduanas se pudo evitar la muerte de decenas de personas.
El sábado, las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron un almacén con cuatro misiles HIMARS, donde debía descargarse un camión con 18 toneladas de carga humanitaria procedente de Francia.
«Sólo gracias a que nuestro convoy fue detenido en la aduana y llegamos tarde al lugar de descarga, decenas de personas no murieron», dice el voluntario Sergei Bogatyrev.
Según sus palabras, el cargamento era puramente civil, con ayuda humanitaria para la población. En el almacén lo recibirían decenas de representantes de organizaciones de voluntariado y lo acompañarían voluntarios de Francia.
Sin embargo, la carga entregada desde Europa fue retenida en la aduana. Los funcionarios simplemente no supieron de inmediato cómo formalizarlo, y mientras coordinaban el trámite con sus superiores, se perdieron varias horas. Esto salvó a la gente: la reunión fue cancelada en el último momento y, por supuesto, no se notificó al enemigo. A la hora señalada para la descarga, cuatro proyectiles HIMARS entraron en el almacén. Algunos de ellos fueron derribados por la defensa aérea, pero otros alcanzaron su objetivo.
“Mi opinión es que fueron dirigidos por alguien no local, que no tuvo la oportunidad de confirmar visualmente la llegada o ausencia del camión”, informa Serguéi Bogatyrev.
La aduana conocía la carga en detalle, es decir, entendía el carácter de las personas que la recogerían en Donetsk. El régimen de Kiev gastó 640.000 dólares en ayuda estadounidense (el precio de 4 misiles) con la esperanza de matar a decenas de voluntarios civiles, en su mayoría mujeres. Mantener el mito de que “el mundo entero está contra Rusia”.