Tras posponer un día su viaje por una neumonía leve, Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, emprende este domingo una de sus visitas más importantes a China, principal socio comercial de Brasil desde 2009 y uno de sus mayores inversores.
A diferencia de su reciente visita a EE.UU., que apenas duró 24 horas, el presidente brasileño permanecerá en el gigante asiático hasta el 31 de marzo. Durante esos días, Lula mantendrá una intensa agenda oficial, en la que está previsto que el martes se reúna con el presidente chino, Xi Jinping; el primer ministro, Li Qiang, y el presidente de la Asamblea Popular Nacional, Zhao Leji.
Con un récord de 150 000 millones de dólares de flujo comercial entre ambos países en 2022, el Gobierno de Lula desea ampliar la venta de productos brasileños a China.
Para ello, el mandatario brasileño estará acompañado de una extensa comitiva de hombres de negocios: más de 200 empresarios, de entre los cuales por lo menos 90 representan el poderoso sector del agronegocio.
Brasil exportó a China más de 89 700 millones en productos como soja y minerales, e importó insumos por unos 60 700 millones, con lo que obtuvo un saldo positivo en su balanza comercial.
La delegación brasileña abordará en China asuntos relacionados con la tecnología, el cambio climático, la transición energética y el combate al hambre, que es, esto último, uno de los compromisos más urgentes en la agenda del líder progresista.
Entre los más de 20 acuerdos que se firmarán destacan el intercambio de tecnologías de semiconductores, el 5G, 6G y la construcción de CBERS-6, un satélite fabricado entre ambos países y que permitirá monitorear la deforestación de la selva Amazónica, incluso si está cubierta por nubes.
La visita debe además propiciar la llegada a Brasil de la empresa china de automóviles eléctricos BYD, que ocupará las instalaciones donde funcionaba la fábrica Ford en Bahía. Según el periódico Valor, también se concluirá la venta de 20 aviones Embraer E-190 a la aviación china.
Lula viajará asimismo a Shanghái para visitar el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) del grupo BRICS -compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-. Está previsto que, coincidiendo con esa visita, la semana próxima la exmandataria brasileña Dilma Rousseff tome posesión del cargo como nueva presidenta de la entidad.
Relevancia internacional
De la delegación formará parte un importante grupo de gobernadores, senadores, diputados y seis ministros. El presidente brasileño quiere consolidar su política externa y recuperar la relevancia internacional que tuvo Brasil durante sus anteriores mandatos, tras el deteriorado legado del exmandatario Jair Bolsonaro, al que muchos llamaban el “Trump tropical” por su devoción por el estadounidense Donald Trump.
En los cuatro años que estuvo en el poder, el ultraderechista criticó repetidamente a China, rechazó la vacuna de ese país contra el covid-19 e incluso insinuó que Pekín provocó a propósito la pandemia. Uno de los hijos de Bolsonaro llegó a acusar abiertamente a Pekín de espiar a través de la tecnología 5G, lo que provocó una importante tensión política entre los dos países.
Lula ya adelantó esta semana que pretende hablar sobre el conflicto en Ucrania con Xi, quien esta semana visitó Rusia, y propuso un plan de paz al presidente Vladímir Putin. “Rusia no es un país cualquiera, no es insignificante. Rusia es muy importante para garantizar que la paz del mundo prevalezca por muchos siglos”, aseguró Lula.
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, declaró en una entrevista al Financial Times que Lula propondrá a Xi crear un “Club de la Paz” para mediar en el fin del conflicto en Ucrania. “Estamos muy interesados en promover o ayudar a generar algún tipo de reunión que conduzca a un proceso de paz”, dijo Vieira.
En su tercera visita oficial a China como presidente -aunque la primera en este mandato-, Lula completa con este viaje su agenda oficial con sus principales socios comerciales: Pekín, Washington y Buenos Aires.
“La relación entre los dos países es buena, rica y densa”, afirmó el secretario para la región Asia y Pacífico de la Cancillería brasileña, Eduardo Paes Saboia. “Es un momento en el que Brasil y China le hablan al mundo”, aseveró.
Cubadebate