Los trabajadores franceses enojados con el presidente Emmanuel Macron y su plan para aumentar la edad de jubilación bloquearon el jueves el acceso a una terminal en el principal aeropuerto de París como parte de una jornada nacional de protestas, lo que obligó a algunos viajeros a llegar allí a pie.
En el aeropuerto Roissy-Charles De Gaulle y en todo el país, las acciones salvajes de pequeños grupos de manifestantes bloquearon las carreteras y el acceso a las escuelas, mientras los manifestantes se reunían con pancartas que decían “No a la reforma de las pensiones”.
Cerca de Toulouse, en el suroeste, se vieron columnas de humo saliendo de montones de escombros en llamas que bloqueaban el tráfico en una carretera. Los sindicatos también bloquearon las vías del tren en la estación Gare de Lyon de París, según mostraron imágenes de BFM TV.
Las encuestas de opinión han mostrado durante mucho tiempo que la mayoría de los votantes se oponen a retrasar la edad de jubilación dos años hasta los 64 años.
Los votantes se enojaron aún más por la decisión del gobierno la semana pasada de impulsar los cambios en las pensiones a través del parlamento sin votación, y por los comentarios desafiantes de Macron el miércoles.
El presidente rompió semanas de silencio sobre la nueva política para decir que se mantendría firme y que la ley entraría en vigor a fines de año, en un momento comparando las protestas con el asalto al Capitolio de los EE. UU. el 6 de enero de 2021.
Los comentarios de Macron “aumentaron la ira”, dijo a BFM TV Laurent Berger, líder del sindicato más grande de Francia, el moderado CFDT.
“Él es el que está prendiendo fuego al país”, dijo a France Inter Celine Verzeletti, del sindicato de línea dura CGT.
La producción de electricidad también se redujo el jueves cuando los sindicatos presionaron al gobierno para que retirara la ley. Los servicios de vuelo seguirán reduciéndose el fin de semana, dijo la autoridad de aviación civil de Francia.
Las protestas también se dirigieron a los depósitos de petróleo y bloquearon una terminal de GNL en la ciudad norteña de Dunkerque.
reuters
